miércoles, 22 de agosto de 2012

Sinceridad en la Ignorancia

Acabo de volver de 15 días de campamento y estoy todavía con la resaca (algún dolor muscular, cansancio y mucha morriña). Y le debo al blog uno de mis tochopost así que voy a continuar la historia de mis campamentos con la que fue mi segunda vez.

Pasó casi un año hasta que volví a tener noticias del voluntariado, me había quedado con ganas de más, pero por unas cosas u otras ni llamé yo para volver ni me llamaron para que volviera a ir. Sin un par de semanas antes de la Semana Santa de 2007 me llamó una nueva coordinadora para ver si me apetecía ir de campamento.

En ese momento me pilló un poco a contrapié y le dije que en principio no, pero que si se veía muy apurada de gente que me volviera a llamar. Quedamos en eso, yo hablé con Vero, mi novia ;), y quedamos en que si nos volvían a llamar que nos animábamos a ir. Y así sucedió, a falta de una semana para el campamento la coordi Paula, nos volvió a llamar y finalmente nos animamos.

Puedo decir que este fue el verdadero principio en estas actividades, porque fue realmente en este campamento donde me enganché de verdad. Volvíamos a ir a un pueblo cerquita de Barcelona y mi grupo iban a ser 4 chicos. Uno de ellos en silla de ruedas y los demás totalmente independientes. Del primero de ellos tengo permiso para poneros una fotito:


He de decir que en un principio me acojoné un poco, en el campamento anterior ya había conocido a Juan y había hablado con él unas cuantas veces, sin embargo, no iba muy seguro de como manejar físicamente a una persona en silla de ruedas con todas sus necesidades. Fue en este campamento donde descubrí una cosa que me ha valido mucho desde entonces, me ha ayudado en la carrera, en los trabajos que he tenido y en mi vida diaria. Hay que ser sincero con la ignorancia.

Me explico, yo no tenía ni idea de como mover a Juan de la silla a la cama, de la cama a la silla, de la silla al baño, si necesitaba cambios de postura por la noche, qué brazo era mejor meter primero en las camisetas, etc. Como ya conocía a Juan y sabía que era un tío majo, decidí ser sincero con él. El primer día según nos vimos en el autobús y nos saludamos, le dije claramente que me iba a tener que explicar absolutamente todo de cómo tratar las cosas con las que tenía que echarle una mano.

Él me sonrió y me dijo que sin problemas. Si ahora sé como mover a una persona en silla de ruedas es gracias a él y se lo agradezco un montón. He tenido la oportunidad de estar con él en varios campamentos más, a veces como monitor suyo y otras veces con otro grupo o como coordinador. Guardo un recuerdo muy especial de este primero por todo lo que aprendí de Juan, pero sobre todo el humor y la vitalidad que transmite.

He de decir que Juan además, es un gran espía. Dicho por él mismo, como la gente me ve en la silla y se creen que no me entero, hablan de todo delante mío. En cuanto obró en mi poder esta valiosa información, yo procuraba poner a Juan en sitios estratégicos para que escuchase todo y luego me contase todos los chismes del campamento. Cosas con las que nos podíamos echar unas buenas risas en los ratos que nos pasábamos en la habitación.

Esta Semana Santa aprendí otra cosa más, hay muchas formas de coordinar un campamento y muchas formas de tratar con los monitores. Cuando toque hablar de mi experiencia como coordinador haré más hincapié en esto, pero sí quería decir que con Paula y Vane empecé a darme cuenta de cómo me gustaría ser a mí como coordinador.

Este campamento, como todos, tuvo muchos baches y muchas historias, algunas divertidas y otras no tanto, pero conocí a algunas personas con las que he compartido momentos increíbles. A Vane le dedicaré un post con nuestra visita al hospital, si tienes sugerencia para el título cuéntamela, a Paula le dedicaré otro con una historia de policías y ladrones y a Víctor una que se titulará "Viene Dios y los sujeta" que será un compendio de historias que incluirá el cuento de "Como un papel de magdalena".

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