lunes, 30 de julio de 2012

MMEP: Sex Appeal

Hay algunas anécdotas de campamento que son más cortitas, pero que merecen ser contadas. Abro esta sección que de vez en cuando iré intercalando con las entradas más largas. Voy a llamar a la sección Momentos Monitor en Estado Puro (MMEP), para diferenciarlo de las entradas largas.

Esta historia sucedió también en mi primer campamento, un día que decidimos llevar a todo el campamento al circo, como éramos casi 150 personas nos hicieron precio especial y todo.


Pues bien, nos sentamos todos y en uno de los descansos entre número y número, salía un grupo de chicas con poca ropa bailando y haciendo piruetas. Había algunos chicos que se les ponían los ojos como platos, cosa normal, ¿a quién no le ha pasado alguna vez sea con chicos o con chicas?

Lo que no es tan común es lo que me preguntaron dos chicos del campamento que tenía sentados detrás, no eran de mi grupo pero nos conocíamos bien y los chavales saben perfectamente quienes somos los monitores y a quien deben preguntar si necesitan o quieren algo. Como en ese momento su monitor no estaba cerca me lo preguntaron a mí. Y la pregunta fue ni más ni menos: ¿Oye Jorge, nos podemos ir a hacer unas pajas al baño?

Os podéis imaginar mi cara cuando me preguntaron esto... para ellos era tan normal, yo me limité a asentir y a decirles que no tardasen mucho que iban a salir los trapecistas en breve.

jueves, 26 de julio de 2012

Round 1: Las pastillas pa ti

Retomamos ese primer campamento, como os dije el otro día hoy os voy a hablar de chavales a los que les cuesta controlar su temperamento.

La primera situación fue la siguiente, un chaval no quiso tomarse la medicación durante la comida, tenía un diagnóstico de enfermedad mental, historial agresivo y discapacidad intelectual leve. Como podéis imaginar, la medicación hay que tomarla sí o sí.

La coordinadora del campamento había conseguido junto con otras dos monitoras llevar al chico en cuestión a la habitación para ver si se calmaba y así convencerle para que se tomase la medicación. Mientras tanto el resto de monitores estábamos acostando a nuestros chicos la siesta y yo concretamente de esto no me había enterado.

Cuando dejé a mis chicos durmiendo la siesta me fui hacia la recepción del hotel, de repente salió una monitora de una habitación y me pidió que si podía entrar a echarles una mano. Cuando entré el chaval estaba sentado dando golpes en la cama y parecía que los siguientes golpes los iba a empezar a dar a todo el que se pusiera cerca. Yo me enteré después pero al parecer llevaban mas de una hora hablando con él y lejos de tranquilizarle y convencerle la cosa había ido a peor.

De repente la coordinadora pegó un salto y consiguió tumbar al chico en la cama quedando ella subida encima mientras nos decía que le agarrásemos para inmovilizarle. Yo rápidamente fui hacia las piernas y se las cogí ya que estaba empezando a patalear y las otras dos monitoras que había en la habitación le cogieron cada una de un brazo.

He de reconocer que estaba un pelín asustado, porque el chaval se había puesto a gritar y hacía muchísima fuerza para intentar darnos golpes y tirar a la coordinadora que estaba encima suyo sujetando con una mano la cabeza y con otra la medicación. Después de un rato haciendo fuerza el chaval se cansó y comenzó a tranquilizarse, o eso parecía...

La coordinadora le volvió a preguntar si se iba a tomar las pastillas y nos dijo que sí, no nos queríamos arriesgar aun a que volviese a ponerse en plan agresivo asíque la coordi nos dijo que le soltasemos cuando ya se las hubiesemos dado y esperado un rato a que le hicieran efecto, ya que entre otras cosas tomaba antipsicóticos y tranquilizantes.

Cuando se había metido las pastillas en la boca nos miró, escupió a la cara las pastillas a la coordinadora y volvió a empezar a forcejear. Era una peli de esas en las que quieren drogar al bueno para que desvele secretos y él se resiste y yo hacía el papel del terrorista con acento chungo y al que matan a la primera de cambio. Después de otro rato de forcejeo, esta vez más corto, volvimos a realizar la operación, esta vez cuando las pastillas estaban dentro de la boca del chaval la coordinadora se la tapó para que no las escupiese, cuando el reflejo de tragar ganó al impulso de escupirlas otra vez, le incorporamos (aún sujetándolo) y le dimos de beber de un vaso de agua para que las tragase bien.

Estuvimos otros 20 minutos con él, aunque una vez tomadas las pastillas pareció calmarse y ya no forcejeaba, manteníamos el contacto sin hacer fuerza hasta que la coordinadora confirmó que ya podíamos soltarle porque se había calmado.

Lo más flipante de todo fue que después de toda la que se lió, cuando el chaval se tranquilizó empezó a hablar con nosotros normal y a darle besos a la coordinadora y las monitoras. Toda la tensión que había 10 minutos antes se había disipado como si nada, después me contaron que esto le pasaba de vez en cuando y que era importante actuar rápido cuando empezaba a golpear cosas porque si empezaba a darle a la gente era más complicado pararle.

No lo he dicho antes, pero el chaval en cuestión, tenía unos 40 años, medía algo más de 1,80 y pesaba fácilmente 90 kilos, podéis imaginaros el espectáculo...

De nuevo me ha quedado un "tochopost" asíque el Round 2 os lo explico en unos días, os aseguro que promete. Mientras, para que veáis que también había buenos momentos, os dejo un par de foticos, una en el hotel y la otra de paseo cuando volvíamos de hacer compritas en un mercadillo.



viernes, 20 de julio de 2012

Casi todas las historias

Como con casi todas las historias lo bueno es empezar por el principio. Y en mi caso, el principio de mis andanzas como monitor empezaron con mis prácticas del curso de monitor de ocio y tiempo libre. Hubo un problema con el campamento donde las iba a hacer junto con mi novia y de rebote y un poco por los pelos acabamos haciéndolas en un campamento para personas con discapacidad intelectual en el año 2006 si no recuerdo mal.

Mi primera impresión en la reunión de monitores en las que nos entregaron la documentación con las características de los grupos que íbamos a tener asignados cada uno, fue de bastante desconfianza. Luego lo he entendido y lo explicaré en futuros posts, pero lo que pensé fue, y perdón por los tacos:

-QUE COÑO HACE ESTA GENTE DEJANDOME AL CARGO DE 4 PERSONAS CON DISCAPACIDAD SI NO TENGO NINGUNA EXPERIENCIA!?!?!?!

Resumiendo y sin adelantar acontecimientos, la respuesta es simple: no hay más remedio.

Una vez en casa y más tranquilo tras la reunión me puse a analizar el grupo del cual me tocaba hacerme cargo. Eran 4 señores y digo señores porque el más joven tenía 45 años. Dos de ellos tenían síndrome de Down, otro con principios de demencia senil y el último con una discapacidad intelectual leve. En principio a dos de ellos tenía que ayudarles a ducharse y a uno a cortar las cosas de la comida y en principio poco más. Poco tiempo después aprendí lo que son las carencias de información, pero eso también lo hablaremos más adelante.

Tras unos pocos días muchos nervios y preparativos, llegó el día que empezaba el campamento. Era muy tempranito y la salida fue un poco estresante, un montón de "chavales" con discapacidad intelectual, padres y otros familiares y cuidadores de residencias, que en cuanto se enteraban de que eras tú el responsable de su familiar/tutelado venían a contarte un montón de cosas, darte documentación y medicación de los chicos en cuestión. Se daba la curiosa situación de que yo aún no conocía en persona a ninguno de ellos.

Pasado el trámite me subí al autobús junto con el resto de monitores y con los acampados. Una vez arriba me presentaron a todos los de mi grupo y empecé a conocer a otros monitores y a sus chavales.

La que sería mi primera aventurilla se produjo en la primera parada que hicimos en aquel viaje. Uno de mis chicos me pidió que le llevara al baño, una vez allí me encontré una sorpresita, el chico en cuestión llevaba un pañal, cosa de la cual yo no había sido informado. Bueno hasta ahí bien, le quité el pañal como pude (como un calzoncillo para volver a ponerselo luego porque no me habían dado ninguno limpio y además no hubiera sabido ponerlo). Seguíamos sin problemas, él se metió en el cuarto de baño, se sentó y yo me esperé fuera. La sorpresa vino cuando me llamó y me pidió básicamente que le limpiase el culo.

Bien, puede parecer que no es para tanto, y un par de días después ya me había acostumbrado a esta y otras cosas, pero fue algo que me pilló totalemente de sorpresa, me había estudiado las fichas y en ninguna ponía que necesitasen ayuda con eso ninguno y siendo sincero, limpiar el primer culo ajeno siempre causa impacto y por qué no decirlo un poco de mal cuerpo. Hice lo que pude y creo que no lo hice mal del todo, pero con el forcejeo medio destrocé el pañal (que no me pregunten como porque no lo sé).

Me giré y debía tener una cara mezcla de asquete, desconcierto y mal rollo (esto último porque el hecho de que me estuviese dando asco, me hacía sentir mal conmigo mismo) porque un monitor veterano que además trabajaba de cuidador en una de las residencias acudió al rescate, para mi fue como a cámara rápida, sacó una toallita húmeda y un pañal de no se donde y cuando me quise dar cuenta el chaval estaba otra vez vestido y yo llevándole de la mano de vuelta al autobús.

Esta "aventurilla" es importante no por lo extraño o gracioso, sino porque para mi fue la primera y tiempo después cuando empecé a coordinar y a hablar con monitores novatos, como lo era yo en ese momento, me ha servido para que entendiesen que todos partimos alguna vez de cero en todo lo que hacemos y que el que nos está enseñando en ese momento, también partió alguna vez de cero. Recordarla tan a menudo para explicársela a la gente creo que me hace bien, porque mantiene fresca en mi mente la sensación de que siempre se puede aprender y mejorar.

De momento y para que esto no se haga infumable, si es que no lo es ya, os dejo. En este campamento ocurrieron muchas más cosas y os las iré contando poco a poco. En el próximo capítulo hablaremos de chicos que no pueden controlar el mal genio...

miércoles, 18 de julio de 2012

Starting Up!



Dentro de poco se me acaba el contrato que tengo en la empresa donde actualmente trabajo. Y voy a aprovechar la oportunidad que me brinda la señora Crisis, una señora un pelín antipática si me lo permitís, para empezar nuevos proyectos.

Uno de esos proyectos va a ser este blog. La idea me la ha dado un buen amigo, le he contado muchas historias de mi vida como monitor voluntario y coordinador con una Fundación para personas con discapacidad intelectual con la que llevo colaborando desde hace 6 años. Según él estas historias, algunas divertidas y otras no tanto, merecen ser dejadas por escrito y he decidido hacerle caso que es un tipo sabio.

Este blog va a ser una recopilación de historias que me he vivido como monitor y coordinador en campamentos con personas con discapacidad. También he trabajado como monitor medioambiental y coordinando viajes educativos y de aventura a sitios como Noruega e Islandia y como en estos también hay anécdotas curiosas también las contaré.