miércoles, 24 de octubre de 2012

Renaciendo

Como algunos sabéis, hace unas semanas se produjo el anuncio del cierre de la sección de ocio de la Fundación ANDE con la cual, tanto yo como muchos de los lectores de este blog, llevábamos colaborando durante mucho tiempo.

Muchas personas se van a ver afectadas negativamente por la falta de esta posibilidad de ocio. Los chavales que venían con nosotros de campamentos serán los primeros afectados, pero tanto las familias como los voluntarios lo van a sufrir también, de una forma o de otra.

Por este motivo y otros, surge la Asociación Diversidad y Naturaleza (ADN) sí señores, "semos" biólogos los creadores de la asociación y nos ha salido la vena más friki al ponerle el nombre. La asociación nace de la mano de dos amigas y compañeras de la Universidad, Helena Coscollano y Elena García y con ella pretendemos abarcar diversos ámbitos de actuación como son el ocio con personas con discapacidad, la terapia asistida con animales, la educación ambiental, etc.



Quiero que esta entrada sirva sobre todo para que los que leáis esto, no abandonéis la esperanza de volver con los chicos y chicas de ANDE de campamentos y de actividades. Quiero agradecerle a todos los antiguos coordis de ANDE su predisposición para echarme una mano en este asunto y quiero que sepan que cuento con todos ellos para ir sacando las actividades adelante en cuanto puedan éstas comenzar.

De momento contamos con perfil en Facebook y con una cuenta de twitter @ADNmadrid. Estamos trabajando en la página web (en realidad es Helena la que se la está currando con aportes pequeñitos de Elena y míos) y esperamos que este mismo mes la podamos tener en marcha. De momento seguidnos por ahí.

jueves, 18 de octubre de 2012

Tópicos, típicos y utópicos

La entrada de hoy está relacionada con algo que ya conocéis: mi continua disconformindad, por no decir cabreo, al ver en los medios de comunicación, en las redes sociales y básicamente en todas partes a los típicos chicos y chicas con Síndrome de Down, preciosos, bonitos y encantadores como símbolos de las personas con discapacidad intelectual.

Cabe decir que es cierto que es una de las afecciones más comunes en el colectivo, pero no son ni mucho menos los únicos y tampoco son todos preciosos, bonitos y encantadores. Son personas sin más, hacer afirmaciones del tipo "es que son todos muy cariñosos" o "que buenos son todos estos niños" es como decir que todas las rubias son tontas o que todos los tíos somos unos cerdos machistas, ¿a que no es así?

Bien, dicho esto, voy a poner como ejemplo la historia que viví en el primer campamento de verano, en 2007, con uno de mis chicos. Llevaba un grupo de 5, uno de ellos en silla de ruedas y el resto más o menos autónomos, aunque necesitasen alguna ayuda para cosas concretas. Uno de estos chicos era P.R. un chico con Síndrome de Down muy extrovertido, bastante majo y cariñoso de primeras y con una barriga enorme que le encantaba enseñar a la menor ocasión.

Lo primero que os diré es que cuando P.R. se enteró de que su monitor para la primera semana de campamento era un chico y no una chica no le hizo ninguna gracia y así me lo hizo saber, una forma no muy buena de empezar una relación la que nos vamos a pasar 24 horas al día juntos. Aunque no le di mayor importancia porque pensé que en el fondo le daría un poco igual, ya que en el campamento estamos todos con todos y podría relacionarse libremente con monitores, monitoras y compañeros por igual.

El primer día todo fue más o menos bien, con algunos mohínes y algunas llamadas de atención, pero nada fuera de lo normal en un primer día de campamento, conocerse y amoldarse unos a otros tiene su proceso. Sin embargo según pasaban los días lejos de ir las cosas a mejor iban un poco a peor, nunca estaba conmigo, se escapaba continuamente a las habitaciones donde había monitoras y me hacía desprecios verbales a menudo. A mí como comprenderéis no me hacía esto ninguna gracia.

Hubo un momento que sería el tercer o cuarto día que la situación terminó de enfadarme de verdad. Después de la siesta P.R. me dijo que le dolía la tripa bastante, que tenía gases. A todo esto, su madre me había dicho que P.R. jamás se quejaba de dolores si no le dolía muchísimo de verdad. Así que me asusté un poco y fui a buscar a la enfermera, ésta le miró me dijo que no notaba nada raro y que seguramente serían gases que le diera una manzanilla, le dejase descansar y estuviera atento por si la cosa empeoraba.

Y así hice, estuve toda la tarde súper pendiente de él y la situación me empezó a mosquear cuando cada vez que iba a verle a ver qué tal estaba me decía que llamase a alguna monitora para que fuera a verle. Entonces decidí hacer la prueba del algodón. A P.R. le gustaba comer, le gustaba muchísimo comer y uno de sus platos favoritos eran los macarrones con tomate.

En un momento dado, una de las 100 millones de veces que fui a verle le dije que era una pena que estuviese malo de la tripa porque por la noche había pasta con tomate, pero que como llevaba tan pachucho toda la tarde que iba a pedirle un poco de pescado hervido con arroz blanco sin nada más. Y así, milagrosamente, cuando me iba a ir a la cocina a pedirle la dieta blanda al cocinero, P.R. empezó a encontrarse muchísimo mejor. Es más, se levantó de la cama, de la cual no se había movido en toda la tarde y se vino detrás mío a decirme que se encontraba mejor y que iba al baño a ver si soltaba gases y que creía que así iba a poder cenar sin que me tomase la molestia de pedir otro plato distinto...

En ese momento me cabreé bastante lo tengo que reconocer, llevaba varios días aguantando bastantes feos y esa tarde con la idea de que estaba malo le había estando mimando como una madre y dándole todos los caprichitos que quería. En el momento que me dijo todo eso me di cuenta de que me había estado vacilando toda la tarde. Así que se lo pregunté, le pregunté si en realidad no le había dolido la tripa y solo le apetecía quedarse en la cama porque estaba cansado o le apetecía alargar la siesta.

Tras bastante rato de conversación calmada pero firme terminó reconociendo que así era, que no le dolía la tripa y que solo estaba en plan vago. Le dije que eso no se hacía y que estaba fatal lo que había hecho, me pidió perdón y también le pidió perdón a todos los monitores que habían pasado por allí a verle y también a la enfermera por haber estado mintiendo.

Después de este día, las cosas mejoraron un poquillo y empezó a decir que yo era su padre de campamento y aunque siguió haciéndome algunos feos terminamos el campamento llevándonos bastante bien.

La idea de todo esto es que cada uno tiene su forma de ser, da igual que tengas discapacidad o que no la tengas, todos tenemos defectos y es bueno que lo tengamos en cuenta. Os dejo un vídeo.


viernes, 5 de octubre de 2012

Policías Polis

Érase una vez, un chaval llamado D.A. con discapacidad intelectual, unos 27 años, muy travieso y además con trastorno de hiperactividad. D.A. en la Semana Santa de 2007 era uno de los chavales que llevaba Vero en su grupo y durante toda lo que llevábamos de semana de campamento se estaba portando un poco regular.

Bueno, un poco regular es decir poco, no hacía caso a absolutamente nada, entre otras cosas porque en el campa había otra monitora que le había llevado en su grupo en anteriores ocasiones y a la cual él tenía un especial cariño y como no le había tocado con ella, D.A. estaba bastante enfadado y hacía llamadas de atención continuas.

El caso es que nos estaba costando un poco hacernos con él hasta que llegó el día clave... 

Aquel día decidimos ir de compras, para los típicos regalillos de recuerdo que siempre les gusta llevarse a los chavales cuando vamos de campamento. El caso es que llegamos a la típica tienda de regalos en la que tienen un poco de todo, desde sombrillas hasta delantales.

D.A. como todos los demás estaba eligiendo sus regalos y se acercó a Vero con una gorra y una riñonera del Barça que quería como regalos de recuerdo. No teníamos dinero suficiente para las dos cosas así que Vero, tras una explicación larga e intensa, le hizo comprender que tenía que dejar una de las dos cosas. Al final eligió la gorra y después de pagar lo que llevaban todos nos fuimos a dar un paseo con idea de tomar algo en alguna terraza de camino al hotel.

Cuando llevábamos unos minutos caminando, alejándonos de la tienda en la que habíamos hecho compras, nos dimos cuenta de repente que nuestro encantador D.A. llevaba, a parte de la gorra que le habíamos comprado, la riñonera por la cual no habíamos pagado. En seguida le preguntamos que por qué no la había devuelto y por hacer otra llamada de atención empezó a decir que la había robado, cosa que no nos creímos ya que cuando se dio cuenta de que la llevaba puesta se sorprendió él también.

Sin embargo decidimos aprovechar la ocasión para darle un toque importante de atención ya que las llamadas de atención empezaban a ser cada vez peores. Lo primero que hicimos fue volver a la tienda a que devolviera la riñonera y se disculpara con la dueña por habérselo llevado, ésta con más risa que enfado le perdonó y nos fuimos de allí.

A pesar de que ya le habíamos regañado por lo que había hecho, D.A. seguía literalmente chuleándose de que había robado en una tienda. Como estábamos un poco desesperados y ya no sabíamos muy bien qué hacer decidimos prepararle un teatrillo para ver si así escarmentaba un poco. Nos pusimos de acuerdo con otro monitor y la coordinadora y le dijimos a D.A. que al final los de la tienda le habían denunciado por robar y que la policía había ido a buscarle al hotel donde nos alojábamos.

En ese momento, ya se calmó inmediatamente y se asustó un poco. También le pusimos a hablar por teléfono con otro de los monitores haciéndose pasar por policía diciéndole que se lo tenían que llevar a comisaría para tomarle declaración y demás. Ahí ya sí que se asustó del todo y empezó a pedir perdón. Nosotros le decíamos que no podíamos hacer nada y que ya veríamos que pasaba cuando llegáramos al hotel al cual íbamos ya de camino.

Cuando llegamos al hotel, nos recibió Paula la coordi y le dijo a D.A. que había conseguido convencer a la policía de que era un buen chico y que solo había sido una travesura y que no se iba a repetir más. La policía  había dejado la advertencia de que si no se portaba bien volverían a hablar con él y con eso quedó todo zanjado. Hay que decir que el teatrillo funcionó y D.A. se portó bastante mejor el resto de la semana.

Ahora las conclusiones. Echando la vista atrás no me gusta demasiado haber usado este truquillo un poco tramposo para conseguir que se portase bien. Después de tantos años he aprendido otras estrategias más positivas para hacer comprender a los chavales que se portan mal por qué sus conductas no son adecuadas. No hay nada como la experiencia y la constancia para ir mejorando poco a poco.


lunes, 24 de septiembre de 2012

A nadie le gustan las despedidas

A nadie le gustan las despedidas y mucho menos cuando parecen suponer un adios definitivo, menos todavía cuando no parece que haya una explicación sólida detrás. La Fundación ANDE, con la que hacía el voluntariado que estaba empezando a llenar de historias este blog, ha decidido cerrar el departamento de Ocio.

Hoy finalmente se ha hecho público y los móviles y las redes sociales se están llenando de mensajes con sentimientos dispares, abundan la tristeza, la frustración y la rabia. Cada uno nos enfrentamos a estas noticias que nos duelen de diferentes maneras, yo la mejor forma que encuentro de explicar lo que siento es robarle una frase a Elena Aguado, una compañera y amiga de los campamentos: "Es como si se rompiera una familia".

Sin embargo, quiero hacer un esfuerzo y no pensar en el dolor que me causa que me hayan quitado este trocito de mi vida. Creo que hoy, más que nunca, es el momento de valorar y recordar todas las cosas buenas que me ha aportado esta peculiar familia.

Empezaré por los chavales porque son ellos el motivo por el que hemos hecho este trabajo. Gracias a todos y a cada uno de ellos, por los buenos momentos que nos han hecho a encariñarnos con ellos, a no querer separarnos de ellos cuando terminaba cada actividad y gracias también por los malos momentos que nos han ayudado a aprender y a mejorar como personas.

Gracias a los coordinadores, porque sé el esfuerzo y el trabajo que supone cada actividad que nos toca realizar, porque sé el cariño con el que nos enfrentamos a cada coordinación, por los momentos difíciles que a todos nos ha tocado pasar y por esa voluntad continua de no querer quitar la sonrisa y hacer que la procesión vaya por dentro tantas y tantas veces.

Pero los que más merecen unas palabras de cariño y de gratitud son los voluntarios. Estas actividades no se podrían realizar sin ellos. En el momento en el que nos ha tocado vivir, donde lo económico parece dominar sobre el resto de aspectos de la vida, he visto a muchísimas personas desde que yo empecé en esto y todas con el ánimo de intentar hacer algo bueno por los demás. A mí esto me ha ayudado a reconciliarme con el mundo cada vez que me enfadaba por las injusticias que cada día vemos por la televisión. Veros a vosotros, apartando problemas sentimentales, de familia, laborales, económicos para pasar unos días trabajando como bestias en condiciones que a veces no son las más favorables... No tengo palabras para haceros llegar lo que para mí era esto.

Cada mañana que he ido como coordinador a despertar a los monitores, cada una de esas mañanas, levantar a la gente para un nuevo día de duro trabajo, sabiendo que muchos han podido dormir poco, que las noches son duras por ronquidos, gritos y pañales... Ver como después de todo empezábais el día con una sonrisa sabiendo que podía ser igual o más duro que el anterior, ver esto, lo conservaré siempre como prueba de que siempre habrá esperanza para que el mundo mejore si gente como vosotros anda suelta por él.

Quedáos con estos buenos momentos, los que realmente hayan sido importantes para vosotros y atesoradlos porque, como a mí, os darán fuerza para afrontar momentos más duros. Por mi parte seguiré escribiendo en este blog y será mi forma de conservarlos y compartirlos.

Quiero dejar claro que esto para es un hasta luego, la vida da muchas vueltas y los que ahora perdamos el contacto por el cierre de esta familia seguro que volvemos a encontrarnos en el futuro, siempre con nuevas historias que contar y sobre todo con todas las que siempre nos unirán, las que hemos vivido juntos en ANDE.


viernes, 21 de septiembre de 2012

MMEP: Como un papel de Magdalena

Otra historia especial dedicada también a Víctor por otro de esos grandes momentos y otra frase memorable que desde entonces ha sido de las más gráficas que he escuchado en la vida.

Esto ocurrió al ir a levantar a D.O. protagonista de la anterior historia, uno de los chicos de Víctor como recordaréis. Esta vez fui yo con él a la habitación, no recuerdo exactamente para qué, puede ser para echarle una mano o para que me diera algo que yo necesitase, vaya usted a saber...

El caso es que D.O. durante la siesta dormía con pañal. Cuando Víctor le estaba quitando el pañal, dijo "joder, esto es como quitar un papel de magdalena" efectivamente esa era la sensación al quitar aquel pañal, os preguntaréis por qué... La respuesta es sencilla, la siesta es un momento ideal para darse una alegría al cuerpo. Evidentemente no es un momento demasiado agradable, sobre todo por la sorpresa que implica el asunto. No tuvo esto más importancia, con D.O. nos echamos unas risas hablando de lo pícaro que era y simplemente le pedimos que la próxima vez nos avisara antes de encontrarnos con aquello de sopetón.

Tanto esta historia como la del circo, como otras muchas que he ido viviendo a lo largo de mi experiencia con este colectivo, me han hecho pensar en lo difícil que tienen estas personas hacer uso de su libertad sexual. Hay muchísimo escrito sobre este tema y cada vez más los profesionales que se dedican a trabajar con personas con discapacidad intelectual se forman y trabajan estos temas, ya que, en ocasiones, obviarlos por considerarlos tabú pueden incluso generar problemas de conducta.

En temas como estos lo mejor es que cada uno saque sus propias conclusiones, la mía es que hay mucho que hacer y muchos tabúes que romper, si de verdad trabajamos por la integración debe ser en todos los aspectos y éste es, simplemente, otra barrera que superar.

Os dejo un link de la página de la Asociación Sexualidad y Discapacidad en la que vienen unos cuantos documentos que nos pueden ser útiles para aprender sobre este tema y algunas herramientas para trabajarlos.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Y viene Dios y los sujeta

¿Qué haces cuando los medios con los que cuentas para hacer tu trabajo te parecen insuficientes? Opciones hay muchas, quejarte al jefe, buscar medios alternativos para hacer la misma tarea, rajarte y dejar de hacer ese trabajo o hablando en plata joderte, aguantarte y tirar con lo que haya porque hay que hacerlo y punto.

Este ha sido el caso en más de una ocasión a la hora de las duchas en los campamentos del voluntariado, el nombre de esta entrada en particular viene de una frase que dijo en aquel campamento un compañero voluntario y posteriormente también coordinador, Víctor Miñana, un auténtico crack.

La situación en la que dijo esta frase fue una tarde a la hora de las duchas, para poneros en situación os recordare que yo tenía en mi grupo a Prats un señor muy majete que va en silla de ruedas y Víctor llevaba a otro chico D.O. Supuestamente el hotel al que íbamos era un hotel adaptado para personas con discapacidad, pero de lo que te dicen a lo que te encuentras, en esto como en tantas otras cosas, hay un trecho.

La adaptación en este hotel vino a significar que había una rampa en la puerta para poder entrar y un ascensor en el que cabía una silla de ruedas pero de los baños nada de nada. La verdad es que este problema lo hemos tenido en muchísimas ocasiones y algún día haré una entradita comentando temas de adaptaciones, pero este no es el caso hoy.

El caso es que en los baños que teníamos tanto Víctor como yo en nuestras habitaciones era imposible duchar a los chavales en silla ya que no se podía acercar lo suficiente la silla a la bañera como para poder meterlos dentro. Y sí, he dicho bañera, nada de ducha de obra ni plato de ducha...

Dentro de lo que cabe podemos decir que tuvimos suerte, ya que la habitación de Vero quedaba en la misma planta que las nuestras y en esta si que podíamos entrar con las sillas, por eso desde las primeras duchas Víctor y yo nos aliamos y cada tarde a la hora de duchas íbamos en peregrinación a la habitación de Vero para duchar a Prats y D.O.



Aquí venía la segunda parte del problema, ya teníamos dónde y ahora teníamos que pensar en el cómo, por sus necesidades tanto a Prats como a David había que ducharles sentados, y evidentemente los señores que decían que su hotel estaba adaptado tampoco habían pensado en esto y no había ninguna silla en el hotel que estuviese pensada para que pudiésemos meterla en la bañera para duchar a los chicos. Así que decidimos meter una silla de plástico, de estas blancas típicas de terraza de verano de las que hay mil modelos pero que son en esencia iguales. Esto no solucionaba del todo nuestros problemas ya que la silla era un poco grande y entraba pero con las patas apretándose hacia dentro.

En esta situación era cuando empezaban las duchas, metíamos a los chicos por turnos entre los dos y uno sujetaba y movilizaba al chaval para frotar bien por todas partes y el otro frotaba las partes en cuestión. Esto tampoco es tan fácil como parece, poneros en situación de meteros en una bañera en la que no cabe una silla de esas de plástico, a sujetar a dos personas que en aquel entonces pesaban entre 80-90 kilos con la bañera mojadita y un espacio justito para moverse. No es fácil os lo puedo asegurar.

Creo que ahora entenderéis la frase que me dijo Víctor. Y aquí viene la reflexión, es cierto que en estas condiciones no deberíamos aceptar trabajar, que nos ponemos en una situación que no es todo lo segura que debería y que es una tontería. Totalmente de acuerdo, pero decidme cuál era la alternativa, no nos iban a cambiar de hotel y no había otro sitio donde ducharles.

Con esto no quiero decir que no haya que tomar medidas para que estas cosas no pasen más, pero muchas veces en la vida nos vamos a encontrar con que las condiciones en las que tengamos que hacer algo van a ser una mierda y no hay más remedio que apretar los dientes y tirar para delante, la otra opción es plantarte y patalear.

Quiero decir que las condiciones de las duchas en general en todos los hoteles en los que he estado dejan mucho que desear en cuanto a adaptaciones se refiere aún cuando desde la agencia y desde el propio hotel te dicen que existen estas adaptaciones. Como mucho te encuentras una habitación adaptada por planta y la mayoría de las veces ni siquiera está bien adaptada. Como cierre, un baño adaptado es mucho más que ponerle una barra para que uno se pueda sujetar, hay gente que ni siquiera puede usar esa barra y a la que también le gusta viajar.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Mundo RSC: ¿Qué es para mí la RSC?

Estreno nueva sección del blog. Se va a llamar Mundo RSC y en ella trataré de analizar desde mi punto de vista el mundo de la Responsabilidad Social Corporativa.

Es cierto que no soy un experto en RSC, de hecho, hace relativamente poco que me he enterado de que existe como tal a pesar de que, como he podido saber, lleva cierto tiempo entre nosotros y lo que es más HA VENIDO PARA QUEDARSE.

En el tiempo que llevo trabajando en esto, me he dado cuenta de que hay mucha información sobre este tema en internet, pero me he dado cuenta también de que muy poca gente fuera del mundillo de la RSC o de la empresa sabe de qué va esto. Y dado que la sociedad es un punto tan importante en esto de la RSC, creo que sería bueno que todos nos enterásemos un poco más.


La RSC es una forma de entender y desarrollar las empresas en el que éstas tienen en cuenta el impacto que su acción genera en todos aquello que tiene que ver con su actividad, es decir, el accionista, el empleado, el consumidor, el medio ambiente y en definitiva la sociedad.

A partir de aquí hay dos vertientes, la estrictamente legal y la voluntaria. La legal serían todas aquellas normas y leyes generales que existen en cada país y en el ámbito internacional para el desarrollo de las actividades económicas. Cumplir esas normas, sería el primer paso de la RSC y a priori el que más desarrollado está.

El segundo sería el que se hace de forma voluntaria y serían todas aquellas acciones que de forma voluntaria decide realizar una empresa que vayan en beneficio de alguno de los elementos que participan en su actividad (los que hemos dicho antes). En este punto me diréis algunos, claro claro, los accionistas entonces se hinchan a ser objetivo de RSC y para mí es en este punto donde está la clave del asunto. 

He leído últimamente muchas cosas sobre RSC y en muchas se peca de "buenismo". Bien es cierto que los programas de RSC no deben ir centrados en beneficio directo de los accionistas ya que, en principio, el conjunto de la empresa ya se dedica a eso. Pero tampoco es verdad (y aquí viene lo del buenismo) que la empresa vaya a hacer algo sin recibir nada a cambio.

No estoy pensando en ningún tipo de plan maquiavélico empresarial, pero vamos a ser serios, para qué sirven las empresas? Para ganar dinero, para qué vamos cada día al trabajo? Para exactamente lo mismo. A todos nos gusta ganar dinero y donde realmente está la clave de la RSC es en tener en cuenta e interiorizar que no lo vamos a hacer a cualquier precio.

Todo esto se resume de la siguiente manera, las acciones de RSC que lleve a cabo una empresa deben tener un retorno en beneficios para la misma. Este beneficio a priori no tiene por qué ser económico, pero a la larga debe traducirse en dinero, es más, a la gente que nos preocupe verdaderamente la RSC y la mejora del bienestar de todos nos debe interesar que así sea!!! Si las políticas de RSC le aportan beneficios a la empresa, ésta aportará más para esos proyectos con los que los creadores de proyectos podremos ayudar a que se beneficien cada vez más personas.

En el próximo capítulo de Mundo RSC, hablaré sobre qué tipos de beneficios que de primeras no son económicos a la larga se traducen no solo en dinero para la empresa sino en estabilidad para la misma.

Para entenderlo un poco mejor voy a cerrar con algunos ejemplillos teóricos de lo que serían compromisos de RSC sencillitos y puntuales:
  • Flexibilidad en horarios de entrada para facilitar que los padres lleven a los niños al cole.
  • Sistema de recogida de tapones de botellas para acciones que llevan a cabo en la industria del plástico.
  • Acciones de recogidas de fondos o donación de materiales sobrantes para ONG's.
  • Eliminar diferencias en sueldos para mismos cargos entre mujeres y hombres.
Este tipo de acciones son normalmente los primeros pasos que hace una empresa en el mundo de la RSC, pero como iremos viendo poco a poco, son los planes y proyectos a largo plazo y que implican a todos los integrantes de una empresa los que verdaderamente pueden suponer una diferenciación y un valor añadido para éstas. La RSC debe formar parte de la cultura de empresa para ser realmente eficaz.

martes, 4 de septiembre de 2012

Aquí tontos somos todos

La frase del título de esta entrada ha sido para mí uno de los momentos más curiosos que he vivido como monitor con personas con discapacidad. El protagonista de la frase fue J.F. el mismo chico que fue protagonista de la entrada anterior, la de la visita al hospital.

Esto ocurrió en ese mismo campamento un par de días después de la visita al hospital. Este chico suele tener buena actitud, aunque cuando se enfada tiende a hacer putaditas variadas y sobre todo a insultar, esto último cuando lo hace con los monitores es especialmente gracioso porque sabe que está haciendo algo mal y lo hace como con la boca pequeña.

Cuando discute con sus compañeros puede ser especialmente cruel, un ejemplo, tras discutir, no recuerdo de qué, con un chico que iba en silla de ruedas se puso a correr dando vueltas a su alrededor al grito de: "mira paralítico de mierda como corro que tú no puedes".

Este día en cuestión estaba discutiendo con otro compañero tampoco nada importante, y de repente el otro chico le dijo algo como "Joder J es que eres tonto". J.F. contestó "Tcht, tcht que aquí tontos somos todos". Yo estaba presente y en ese momento actuamos resolviendo el conflicto, hablando con ellos y consiguiendo que hicieran las paces, todo esto a la vez que aguantábamos un ataque de risa importante.

Cuando ya nos pudimos reír y se nos pasó el ataque, empecé a pensar en el fondo de la frase. Esa frase de J. F. pone de manifiesto una cosa que yo hasta entonces no me había planteado. Cuántos de estos chicos y chicas son conscientes de su situación, cuántos son conscientes de su discapacidad? Desde entonces he empezado a fijarme más y me he dado cuenta de que son muchos. Y es más, la gran mayoría de los que son conscientes de su discapacidad la aceptan y disfrutan de la vida todo lo que pueden.

Este análisis que ha sido poco a poco a lo largo de mucho tiempo me ha llevado a otras reflexiones, sobre todo viendo las reacciones que gente sin discapacidad tiene muchas veces hacia este colectivo. Muchas veces la primera reacción es de pena, compasión, lástima... el típico "Pobrecitos" que tantas veces he oído.

No es que esta reacción tenga nada de malo, ni mucho menos, a todos nos ha pasado alguna vez, es más, ese "pobrecitos" es el que ha hecho que mucha gente se anime a conocer al colectivo y a trabajar y vivir experiencias increíbles con ellos. Sin embargo, planteémonos ciertas cuestiones, ¿cuántos de nosotros somos realmente conscientes de nuestras limitaciones? ¿Cuántos de nosotros siendo conscientes de nuestras limitaciones las aceptamos? ¿Cuántos de nosotros aceptando nuestras limitaciones hacemos algo para superarlas?

Desde que he empezado a plantearme estas preguntas he empezado a conocerme mucho mejor, descubrir las limitaciones de uno, sean en el campo que sean es imprescindible para poder mejorarlas si es necesario, pero también es muy importante para conocer realmente y valorar cuáles son nuestras fortalezas y poder desarrollarlas mejor. Actividades que pongan a prueba tus conocimientos, tus capacidades y que te lleven al límite emocionalmente son las que pueden ayudarte a conocerte a ti mismo. La rutina del día a día en la que te encuentras seguro no ayuda a desarrollarse como persona.

En definitiva, "Aquí tontos somos todos", pero ¿quién es más tonto?, el que conoce sus puntos débiles o el que dice "pobrecitos" y nunca se ha parado a analizarse a sí mismo.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Hospitales y Páginas de Contactos

Como en cualquier tipo de evento que se organice, siempre hay situaciones que son totalmente imprevisibles para las que hay que estar preparado para tomar medidas. Una de estas situaciones, en el caso de los campamentos con personas con discapacidad es la falta de medicación para uno de los chavales y otra es accidentes o situaciones que deriven en visitas al hospital. Hay veces que una va seguida de la otra.

J.F. es un chico de unos 30 años, bastante espabilado, delgadito y con la cabeza algo grande en comparación con su cuerpo (este dato será relevante dentro de poco). A parte de su discapacidad intelectual, que es leve, tiene epilepsia, esta nada leve. J.F. y lo digo con todo el cariño del mundo, es un pequeño cabroncete de esos que hacen que lo quieras más cuanto más te vacila. Para que os hagáis una idea de las putaditas que puede llegar a hacer, una de sus especialidades es fingir crisis epilépticas.

Bien, pues en este campamento J.F. fue el protagonista de una historia que empezó siendo un susto muy gordo y terminó siendo bastante divertida. En los campamentos que son en hoteles, como era el caso, los monitores la primera noche, una vez se han acostado los chavales, preparan la medicación de toda la semana metiéndola en unos pastilleros, de esta forma nos aseguramos de darnos cuenta desde un primer momento si hay algún problema con las medicaciones.

Es algo que no debería pasar, pero es hasta cierto punto comprensible. Muchas veces, de hecho en casi todos los campamentos largos, hay algún chaval al que la medicación que le han mandado no le llega para toda la semana. En sus casas o residencias se equivocan al contar las pastillas y las tomas y no llegan para el campamento. Esto en realidad, suele ser un poco engorroso pero no un problema importante, ya que al darnos cuenta desde un principio, da tiempo a que nos manden la receta del medicamento por mensajería y poder ir a comprarlo a una farmacia, recuerdo que estamos hablando en muchos casos, de medicaciones como antidepresivos, antipsicóticos, antiepilépticos, tranquilizantes, pastillas para la tensión, etc.

Sin embargo de vez en cuando ocurre que falta mucha medicación y no da tiempo a obtenerla antes de que nos lleguen las recetas y este tipo de pastillas no te las dan en las farmacias sin la receta. Si esto ocurre se intenta conseguir tiempo buscando si hay otros chavales en el campamento con la misma medicación, en la mayoría de los casos hay y se puede solucionar sin más problema, pero hay ocasiones en las que se alinean los planetas y no hay forma de conseguir la medicación y el chaval  puede quedar sin una toma o dos.

Y esta fue una de esas veces que se alinean los planetas, a J.F. le faltó la toma de la cena del antiepiléptico que tenía pautado. Por si fuera poco los astros quisieron que su monitora ese día se cogiese unas anginas de esas divertidas que te ponen con 39 y 40 de fiebre.

Yo dormía enfrente de la habitación de J.F. y su monitora y a eso de las 3 de la mañana me despertaron llamando muy rápido y fuerte a la puerta. Uno se levanta con un susto importante si le despiertan así, pero si encima abres la puerta y ves a la monitora con 39 de fiebre, pálida y agotada diciéndote que uno de sus chicos está convulsionando en el suelo pues te asustas todavía más.

Fuimos rápido a la habitación y le pedí que avisase a las coordinadoras, las llamó por teléfono y vinieron muy rápido, yo mientras me quedé con el chaval haciendo lo poco que se puede hacer que básicamente es alejar todo lo que esté cerca de él para que no se golpee con nada con lo que se pueda hacer daño por culpa de las convulsiones.

Al poco rato llegó la ambulancia, la crisis ya se le había pasado, pero como en teoría las tenía controladas con la medicación, decidieron llevarle al hospital para hacerle algunas pruebas. En estos casos, como responsable del campamento es el jefe de campamento el que va al hospital con el monitor de éste último, pero la pobre monitora de J.F. no estaba en su mejor momento asique me dijeron que si me importaba ir yo para allá. Me puse rápidamente, mientras bajaban a J.F. a la ambulancia, algo más decente que el pijama y por ser una circunstancia especial nos dejaron ir con él tanto a Vane (la jefa de campamento) como a mí.

El susto grande ya se nos había pasado, porque nos dijeron que le llevaban al hospital para hacerle un chequeo pero que J.F. estaba bien y que solo era por precaución.

Llegamos al hospital y empezaron a hacerle pruebas, para los análisis de orina pasé yo con J.F. al baño para asegurarme de que atinaba a hacer pis en el bote. He de decir, que pese a que la gente del hospital fue muy amable ocurrieron algunas cosillas curiosas. Siempre que hay que ir con un chaval al hospital llevamos toda su documentación, la ficha con sus características y el último informe médico que tenga para entregárselo a los médicos, bien, pues después de hacer esto y ver que J.F. según informe tenía una la cabeza algo más grande de lo normal como consecuencia de su discapacidad, uno de los médicos nos preguntó, literalmente, "¿y a este chico que le pasa en la cabeza?". Sinceramente no supimos qué responder.

Cuando ya le habían hecho todas las pruebas, metieron a J.F. en una habitación con una cama y nos dejaron pasar a Vane y a mí con él. Nos esperaban unas 5 horas de espera sin absolutamente nada que hacer asique nos dedicamos a hablar y como sucede en muchos casos a desvariar. El primer desvarío fue ocurrírsenos cosas que haberle contestado al médico tipo: "es que se aguantó un estornudo y fíjese como ha quedado" o "es que un día aspiró muy fuerte al respirar". Después de esto llegó lo que marcaría la noche como algo mítico, me fui a por algo de beber a las máquinas y a ver si había alguna revista o algo que leer para entretenernos, lo único que encontré fue un librito con anuncios de la zona en el que había una sección enorme de anuncios de contactos de todo tipo y para todos los gustos y vicios. A las 5 de la mañana en un hospital, sentados en el suelo y sin dormir no os podéis imaginar el juego que un hallazgo así puede dar.

Nos pasamos las siguientes horas analizando todos los anuncios de contactos y os puedo asegurar que hay gente muy extraña por ahí suelta. También fueron muy divertidos los anuncios de compra venta de objetos, hace ya mucho, pero creo recordar que había alguien que vendía un sofá roto y otro que regalaba una columna de piedra.

A eso de las 9 de la mañana vino el médico a darnos los resultados de las pruebas y el alta para J.F. al cual poco antes, le habían llevado algo de desayunar. Él se levantó super lozano y vigoroso ya que había dormido a pierna suelta todo el tiempo que estuvo en el hospital, aprovechamos para vacilarle un poquillo y decirle que el desayuno lo tenía que pagar y que fuese a pedir la factura, la chica que estaba en la recepción le dijo muy amablemente que como se había portado muy bien y era muy majo que por esta vez le invitaban.

Sin embargo aún quedaba la guinda del pastel. El médico que nos había preguntado lo de la cabeza, vino otra vez para darnos las últimas recomendaciones. Nos dijo que estaba todo bien y pero que le vigilásemos los siguientes días por si notábamos algo raro. Pero la mejor recomendación fue: "No le deis objetos punzantes ni cortantes y no le dejéis andar cerca de precipicios". Igual no os lo creéis pero os juro que fue así. De nuevo no supimos que decir, pero tanto Vane como yo, lo que pensamos fue: claro lo primero que vamos a hacer en cuanto lleguemos al hotel va  a ser coger un hacha, dársela a J.F. y llevárnoslo de paseo por los acantilados del pueblo.

Con esto y un bizcocho nos cogimos un taxi y volvimos al hotel, a mí me dieron el día libre hasta después de la siesta y dormí como un auténtico tronco.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Sinceridad en la Ignorancia

Acabo de volver de 15 días de campamento y estoy todavía con la resaca (algún dolor muscular, cansancio y mucha morriña). Y le debo al blog uno de mis tochopost así que voy a continuar la historia de mis campamentos con la que fue mi segunda vez.

Pasó casi un año hasta que volví a tener noticias del voluntariado, me había quedado con ganas de más, pero por unas cosas u otras ni llamé yo para volver ni me llamaron para que volviera a ir. Sin un par de semanas antes de la Semana Santa de 2007 me llamó una nueva coordinadora para ver si me apetecía ir de campamento.

En ese momento me pilló un poco a contrapié y le dije que en principio no, pero que si se veía muy apurada de gente que me volviera a llamar. Quedamos en eso, yo hablé con Vero, mi novia ;), y quedamos en que si nos volvían a llamar que nos animábamos a ir. Y así sucedió, a falta de una semana para el campamento la coordi Paula, nos volvió a llamar y finalmente nos animamos.

Puedo decir que este fue el verdadero principio en estas actividades, porque fue realmente en este campamento donde me enganché de verdad. Volvíamos a ir a un pueblo cerquita de Barcelona y mi grupo iban a ser 4 chicos. Uno de ellos en silla de ruedas y los demás totalmente independientes. Del primero de ellos tengo permiso para poneros una fotito:


He de decir que en un principio me acojoné un poco, en el campamento anterior ya había conocido a Juan y había hablado con él unas cuantas veces, sin embargo, no iba muy seguro de como manejar físicamente a una persona en silla de ruedas con todas sus necesidades. Fue en este campamento donde descubrí una cosa que me ha valido mucho desde entonces, me ha ayudado en la carrera, en los trabajos que he tenido y en mi vida diaria. Hay que ser sincero con la ignorancia.

Me explico, yo no tenía ni idea de como mover a Juan de la silla a la cama, de la cama a la silla, de la silla al baño, si necesitaba cambios de postura por la noche, qué brazo era mejor meter primero en las camisetas, etc. Como ya conocía a Juan y sabía que era un tío majo, decidí ser sincero con él. El primer día según nos vimos en el autobús y nos saludamos, le dije claramente que me iba a tener que explicar absolutamente todo de cómo tratar las cosas con las que tenía que echarle una mano.

Él me sonrió y me dijo que sin problemas. Si ahora sé como mover a una persona en silla de ruedas es gracias a él y se lo agradezco un montón. He tenido la oportunidad de estar con él en varios campamentos más, a veces como monitor suyo y otras veces con otro grupo o como coordinador. Guardo un recuerdo muy especial de este primero por todo lo que aprendí de Juan, pero sobre todo el humor y la vitalidad que transmite.

He de decir que Juan además, es un gran espía. Dicho por él mismo, como la gente me ve en la silla y se creen que no me entero, hablan de todo delante mío. En cuanto obró en mi poder esta valiosa información, yo procuraba poner a Juan en sitios estratégicos para que escuchase todo y luego me contase todos los chismes del campamento. Cosas con las que nos podíamos echar unas buenas risas en los ratos que nos pasábamos en la habitación.

Esta Semana Santa aprendí otra cosa más, hay muchas formas de coordinar un campamento y muchas formas de tratar con los monitores. Cuando toque hablar de mi experiencia como coordinador haré más hincapié en esto, pero sí quería decir que con Paula y Vane empecé a darme cuenta de cómo me gustaría ser a mí como coordinador.

Este campamento, como todos, tuvo muchos baches y muchas historias, algunas divertidas y otras no tanto, pero conocí a algunas personas con las que he compartido momentos increíbles. A Vane le dedicaré un post con nuestra visita al hospital, si tienes sugerencia para el título cuéntamela, a Paula le dedicaré otro con una historia de policías y ladrones y a Víctor una que se titulará "Viene Dios y los sujeta" que será un compendio de historias que incluirá el cuento de "Como un papel de magdalena".

jueves, 16 de agosto de 2012

No todo son malos rollos

Antes de continuar escribiendo nuevas aventuras creo que es interesante aclarar algunas cosas en relación al blog.

En primer lugar, como ya he dicho, todas las historias totalmente reales, omito nombres y no pongo fotografías para respetar la intimidad de los usuarios. En el futuro empezaré a poner fotos de monitores, pero siempre con su autorización previa.

En segundo lugar, todo lo que cuento no es todo lo que pasa en un campamento, evidentemente la mayor parte del día transcurre con normalidad, cordialidad y muchos abrazos y besos por parte de los chavales. Sin embargo me parece importante hablar de las cosas que podríamos decir son menos bonitas porque en general son las que menos se conocen pero de las que podemos sacar todos más partido conociéndolas.

Unos ejemplos:

Solidaridad y empatía: cuando el monitor veterano me vio la cara en mi primer día de campamento cuando tenía que cambiar un pañal. No hizo falta que pidiera ayuda para que saliera de él echarme una mano, él ya había pasado por esa situación y sabía cómo me podía sentir yo, me ayudó con el problema y nunca pidió nada a cambio.

Trabajo en equipo, confianza en el equipo: ante situaciones problemáticas como las vividas en los capítulos Round 1 y Round 2. En el primer caso la coordinadora confiaba plenamente en el trabajo que teníamos que hacer los demás, si uno de nosotros hubiera flaqueado, seguramente ella se hubiera llevado unos cuantos golpes. En el segundo caso a mí me demostraron que podía confiar plenamente en los demás monitores, en cuanto surgía un problema, el grupo era una piña, independientemente de que te llevases mejor o peor con los monitores, el objetivo es lo primero, las preferencias después.

Priorizar problemas: estando en los campamentos literalmente te olvidas de todo lo que hay fuera de ellos, no porque deje de importarte, sino porque con la cantidad de trabajo que se tiene, da poco tiempo a pensar en cosas que no sean del campamento. Surgen mil situaciones cada día, cuando empiece a contar mis vivencias como coordinador hablaré mucho más de esto, pero de momento diré que he aprendido a ordenar por importancia los problemas a medida que surgen para tratarlos en función de la prioridad que merecen. La segunda vertiente de esto es que si eres capaz de olvidar ciertos problemas de tu vida durante un tiempo porque tienes la cabeza ocupada con otras cosas, cuando vuelves a ellos es mucho más fácil tomar algo de distancia y afrontarlos con mucha más confianza en poder solucionarlos.

Asumir responsabilidades: he hablado poco del trabajo diario que hacíamos con los chavales. Hablaré del mío en concreto. Como sabéis si habéis leido entradas anteriores, yo llevaba 4 señores hechos y derechos. Sus necesidades y sus problemas eran responsabilidad mía y en caso de no poder resolverlos debía comunicarlos a los coordinadores. En mi caso tenía que ayudar a vestirse a 2 personas, duchar a 2 personas y supervisar a otras dos, ayudar con la comida a 1, controlar la frecuencia con la que iban al baño a hacer "aguas mayores" como decía mi abuela, controlar la medicación de cada uno de ellos y atender a cualquier otra necesidad que pudieran tener. Y por supuesto lo más importante de todo, hacer que para ellos esos días fueran sus vacaciones, que se sintieran a gusto y que lo pasaran bien.

Todos sabemos que uno no puede asumir responsabilidades si no se cumplen una de estas dos cosas:
  • Te autoimpones una tarea porque confías en ti mismo para realizarla y asumes una responsabilidad contigo mismo.
  • Alguien tiene confianza en ti y delega una carga de trabajo en ti para que la realices y asumes la responsabilidad de llevarla a cabo.
La segunda lleva implícitamente la primera. Siempre respondemos ante nosotros mismos por todo lo que hacemos y muchas veces también respondemos ante los demás.

Con mi trabajo como monitor, tanto con menores como con personas con dependencia, he aprendido una cosa, por muy difícil que sea el trabajo, por muy grande que sea la carga que ponen sobre tus hombros, nunca nada podrá superar la confianza que se deposita en ti ni la responsabilidad que se adquiere cuando te haces cargo de otras personas.

La moraleja, todos estos elementos y muchos más son aplicables fuera de los campamentos, son aplicables en el día a día de la vida y en el trabajo cotidiano. Son por supuesto aplicables y deseables en las empresas y sobre todo son capacidades que tenemos todos y que se pueden trabajar y desarrollar.




lunes, 13 de agosto de 2012

MMEP: Caza y Captura

Semana Santa 2006, había una señora en el campamento, cuyas siglas son J.P., que era un poco revoltosa, en general estaba tranquila pero podías pasar por su lado y de repente te daba un azote más bien fuertecito y ella se reía. Le gustaba mucho comer y un día decidió irse a dar un paseo por su cuenta.

Ocurrió el día del mercadillo en el pueblo donde estábamos pasando la semana, habíamos ido todos los monitores con nuestros grupos y la verdad es que había bastante gente y era un poco difícil tener controlados en todo momento a los chavales.

En uno de esos momentos, mientras la monitora de J.P. compraba un regalito para otra de sus chicas, ésta decidió que era un buen momento para irse ella solita de marcha. Básicamente desapareció y desde entonces la apodamos cariñosamente la Ninja.

Lo que ahora recuerdo como un suceso divertido en aquel momento no lo fue para nada (esto pasa con muchas cosas en la vida, verdad?) de hecho estuvo medio campamento en el hotel cuidando de los chavales y la otra mitad de monitores buscándola por el pueblo junto con la policía. J.P. no apareció hasta 8 horas después encontrada por la policía en un montecito a unos 3 kilómetros de donde desapareció. La policía nos contó sus peripecias:

En primer lugar había entrado en una tienda, cogió una camiseta que le gustaba y se fue, evidentemente, sin pagar. Después entró en una residencia de ancianos, se sentó como una más y la dieron de merendar y por último se había ido a dar una vueltecita por un montecillo que había cerca y que era como un parque. Todo un día de excursión con souvenirs y merienda gratis. Si lo sé, me voy con ella.

lunes, 6 de agosto de 2012

MMEP: Sabes la matanza de Texas?

Otra historia corta, aconsejo que os abstengáis de leerla los que seáis escrupulosos, aunque en el fondo si os digo esto os va a faltar tiempo para leerla. Esta historia no me pasó directamente a mí, pero fui testigo parcial.

Semana Santa de 2006, caminando por el pasillo de la planta del hotel con mi grupo y de camino al comedor para desayunar. Unas tres puertas mas allá de la mía una compañera monitora está con un ataque de risa mezclado con alguna que otra arcada.

Me acerqué a preguntarle que le pasaba y me respondió: "¿Sabes la matanza de Texas?, pues mi habitación es igual pero en vez de sangre hay mierda."

Había un señor en su grupo que digamos tenía un poco de mala leche. El día anterior se había enfadado con su monitora porque ésta le había regañado porque había pegado un empujón a un compañero. Pues esperó a por la noche y con nocturnidad y alevosía perpetró su venganza...

Ni más ni menos que le entraron ganas de hacer caca, y como aun le duraba el enfado decidió que en vez de hacerlo en el baño era mucho mejor hacerlo en la bañera y así poder usar el producto como un nuevo material con el que pintar gran parte del baño y parte del suelo de la habitación. Ni que decir tiene que las sábanas de su cama también fueron daños colaterales.

Cuando otro de los chavales de la habitación se despertó por la mañana y vio el percal le dio un pelín de asco y el pobre se puso a vomitar. Con estos ruidos se despertó la monitora vio lo que había pasado y salió de la habitación como alma que lleva el diablo con una risilla nerviosa y, como ya he dicho, con alguna que otra arcada.

Ella muy amable me invitó a ser testigo presencial de la escena del crimen, pero también amablemente me negué, no quería que hubiera más daños colaterales causados por mí y menos antes de desayunar.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Round 2: La amenaza del tenedor

Seguía de campamento y cada día aprendía cosas nuevas, me iba sintiendo más seguro de lo que hacía y empezaba realmente a disfrutar con los chavales, cuando se relaja la tensión es cuando puedes empezar a pasarlo bien, esto vale para los campamentos y para cualquier otro trabajo y lo cierto es que cuando estás relajado y lo pasas bien es cuando mejor salen las cosas. Aun así no hay que confiarse, porque se pueden cometer errores.
El caso es que el campa aún me reservaba algunas sorpresillas...
Todo ocurrió el día que nos íbamos de excursión por Barcelona, los autobuses nos dejaron  dejaron cerca de Montjuic y nos dividimos en grupos de cuatro o cinco monitores con nuestros respectivos chavales para dar un paseo, hacer compras de recuerdos y tomar algo. Esta división en grupos es la práctica habitual y llevábamos con los mismos grupos desde el principio del campamento.



Del paseo con mi grupo no hay nada especialmente reseñable que contar, fue bastante tranquilo, nos tomamos unos refrescos en una terraza, dimos un paseo y compramos recuerdos para algun de los chavales, concretamente recuerdo que uno de los míos, un señor mayor con síndrome de Down se encaprichó de unas gafas como las que se ponen los canis en discotecas como Radical y se las compré, estaba muy gracioso con ellas y sobre todo muy feliz.
Sin embargo, no para todos fue una tarde tranquilita y aquí es donde realmente empieza el Round 2.
Recordáis al chico del que os hablé en el Round 1? Bien, pues este chico se portó un poquito mal en la excursión, se le escapó varias veces a su monitora y concretamente en una de esas salió corriendo y cruzó corriendo una calle con el consiguiente susto de la monitora. En resumidas cuentas, cuando volvimos al hotel la monitora estaba bastante frustrada, disgustada y un poco triste.
Yo comía en la mesa de al lado suya y la coordinadora me pidió si podía echarle un ojo a su grupo durante la cena para que su monitora comiera con ella y tuviese un rato de descanso, me dijo que de la medicación se encargaba ella y que solo les echase una mano con lo que necesitasen. Yo le dije que sin problemas y empezamos a cenar.
Como sabéis en muchos hoteles, se come de buffet libre, esto nos suele gustar mucho a los que somos un poco glotones, pero en campamentos con personas con discapacidad he aprendido que puede ser un poco problemático porque hay chavales que comerían hasta explotar, no tienen límite. Y este era el caso de nuestro protoganista al que llamaremos Paco para facilitar la historia.
Una de las veces que fui a ver a Paco y el resto del grupo a su mesa, me fijé en que había cogido comida suficiente para alimentar a una familia de leones. Tenía tres platos hasta arriba de comida, con sólo uno de esos platos habríamos comido dos personas, recuerdo uno perfectamente: una montaña de arroz blanco que llenaba todo el plato y 7 muslos de pollo en salsa puestos encima.
A mí me pareció una borriquería y sin decirle nada (craso error/error de novato) cogí uno de los platos y me lo llevé para que solo se comiera dos de los que tenía. Bueno, un rato después, cuando se había acabado los dos platos y fue a coger el tercero y no lo vió y no lo encontró digamos que se puso un poco nervioso...
Se levantó gritando ¿DONDE ESTÁ MI COMIDAAAAAAA? yo instintivamente me levanté también, él me vio y se dirigió hacia mi. En ese momento me di cuenta de que en una de las manos tenía un tenedor y me empecé a acojonar. Pero cuando realmente me cagué es cuando se lanzó hacia mí con el tenedor como si fuera a clavármelo, me fui hacia atrás y topé con una pared, con mis dos manos le agarré de la mano del tenedor y el con la otra se agarró a una especie de candelabro que había en la pared que con el tirón que le dio quedó medio arrancado. Yo solo pensaba en hacer fuerza contra el brazo del tenedor y creo que debí gritar bastante pero la verdad que no me acuerdo.
Lo que sí recuerdo es de repente ver saltar gente hacia el chaval y de repente yo había quedado libre y había 4 compañeros monitores encima del chaval inmovilizándole en el suelo. Me senté en la silla y me quedé temblando un rato, el susto os puedo asegurar que fue mayúsculo porque no me lo esperaba para nada. Al chaval se lo llevaron a la habitación y no lo volví a ver hasta el día siguiente estando ya tranquilo y normal otra vez.
Yo no me volví a acercar a él mucho en lo que quedó de campamento la verdad, ahora con la experiencia que tengo en vez de quitarle el plato de comida sin más habría intentado hablar tranquilamente con él. Con según que chavales esto no tiene por qué librarte de un sustito, pero por lo menos te permite controlar la situación. Al final superé el "trauma" y después de todo esto llevo más de 6 años repitiendo campamentos y actividades y cada vez aprendiendo un poquito más.

La moraleja sería, las cosas pueden salir mal, puedes asustarte y puedes pasarlo mal, pero también puedes aprender y mejorar para la siguiente...

lunes, 30 de julio de 2012

MMEP: Sex Appeal

Hay algunas anécdotas de campamento que son más cortitas, pero que merecen ser contadas. Abro esta sección que de vez en cuando iré intercalando con las entradas más largas. Voy a llamar a la sección Momentos Monitor en Estado Puro (MMEP), para diferenciarlo de las entradas largas.

Esta historia sucedió también en mi primer campamento, un día que decidimos llevar a todo el campamento al circo, como éramos casi 150 personas nos hicieron precio especial y todo.


Pues bien, nos sentamos todos y en uno de los descansos entre número y número, salía un grupo de chicas con poca ropa bailando y haciendo piruetas. Había algunos chicos que se les ponían los ojos como platos, cosa normal, ¿a quién no le ha pasado alguna vez sea con chicos o con chicas?

Lo que no es tan común es lo que me preguntaron dos chicos del campamento que tenía sentados detrás, no eran de mi grupo pero nos conocíamos bien y los chavales saben perfectamente quienes somos los monitores y a quien deben preguntar si necesitan o quieren algo. Como en ese momento su monitor no estaba cerca me lo preguntaron a mí. Y la pregunta fue ni más ni menos: ¿Oye Jorge, nos podemos ir a hacer unas pajas al baño?

Os podéis imaginar mi cara cuando me preguntaron esto... para ellos era tan normal, yo me limité a asentir y a decirles que no tardasen mucho que iban a salir los trapecistas en breve.

jueves, 26 de julio de 2012

Round 1: Las pastillas pa ti

Retomamos ese primer campamento, como os dije el otro día hoy os voy a hablar de chavales a los que les cuesta controlar su temperamento.

La primera situación fue la siguiente, un chaval no quiso tomarse la medicación durante la comida, tenía un diagnóstico de enfermedad mental, historial agresivo y discapacidad intelectual leve. Como podéis imaginar, la medicación hay que tomarla sí o sí.

La coordinadora del campamento había conseguido junto con otras dos monitoras llevar al chico en cuestión a la habitación para ver si se calmaba y así convencerle para que se tomase la medicación. Mientras tanto el resto de monitores estábamos acostando a nuestros chicos la siesta y yo concretamente de esto no me había enterado.

Cuando dejé a mis chicos durmiendo la siesta me fui hacia la recepción del hotel, de repente salió una monitora de una habitación y me pidió que si podía entrar a echarles una mano. Cuando entré el chaval estaba sentado dando golpes en la cama y parecía que los siguientes golpes los iba a empezar a dar a todo el que se pusiera cerca. Yo me enteré después pero al parecer llevaban mas de una hora hablando con él y lejos de tranquilizarle y convencerle la cosa había ido a peor.

De repente la coordinadora pegó un salto y consiguió tumbar al chico en la cama quedando ella subida encima mientras nos decía que le agarrásemos para inmovilizarle. Yo rápidamente fui hacia las piernas y se las cogí ya que estaba empezando a patalear y las otras dos monitoras que había en la habitación le cogieron cada una de un brazo.

He de reconocer que estaba un pelín asustado, porque el chaval se había puesto a gritar y hacía muchísima fuerza para intentar darnos golpes y tirar a la coordinadora que estaba encima suyo sujetando con una mano la cabeza y con otra la medicación. Después de un rato haciendo fuerza el chaval se cansó y comenzó a tranquilizarse, o eso parecía...

La coordinadora le volvió a preguntar si se iba a tomar las pastillas y nos dijo que sí, no nos queríamos arriesgar aun a que volviese a ponerse en plan agresivo asíque la coordi nos dijo que le soltasemos cuando ya se las hubiesemos dado y esperado un rato a que le hicieran efecto, ya que entre otras cosas tomaba antipsicóticos y tranquilizantes.

Cuando se había metido las pastillas en la boca nos miró, escupió a la cara las pastillas a la coordinadora y volvió a empezar a forcejear. Era una peli de esas en las que quieren drogar al bueno para que desvele secretos y él se resiste y yo hacía el papel del terrorista con acento chungo y al que matan a la primera de cambio. Después de otro rato de forcejeo, esta vez más corto, volvimos a realizar la operación, esta vez cuando las pastillas estaban dentro de la boca del chaval la coordinadora se la tapó para que no las escupiese, cuando el reflejo de tragar ganó al impulso de escupirlas otra vez, le incorporamos (aún sujetándolo) y le dimos de beber de un vaso de agua para que las tragase bien.

Estuvimos otros 20 minutos con él, aunque una vez tomadas las pastillas pareció calmarse y ya no forcejeaba, manteníamos el contacto sin hacer fuerza hasta que la coordinadora confirmó que ya podíamos soltarle porque se había calmado.

Lo más flipante de todo fue que después de toda la que se lió, cuando el chaval se tranquilizó empezó a hablar con nosotros normal y a darle besos a la coordinadora y las monitoras. Toda la tensión que había 10 minutos antes se había disipado como si nada, después me contaron que esto le pasaba de vez en cuando y que era importante actuar rápido cuando empezaba a golpear cosas porque si empezaba a darle a la gente era más complicado pararle.

No lo he dicho antes, pero el chaval en cuestión, tenía unos 40 años, medía algo más de 1,80 y pesaba fácilmente 90 kilos, podéis imaginaros el espectáculo...

De nuevo me ha quedado un "tochopost" asíque el Round 2 os lo explico en unos días, os aseguro que promete. Mientras, para que veáis que también había buenos momentos, os dejo un par de foticos, una en el hotel y la otra de paseo cuando volvíamos de hacer compritas en un mercadillo.



viernes, 20 de julio de 2012

Casi todas las historias

Como con casi todas las historias lo bueno es empezar por el principio. Y en mi caso, el principio de mis andanzas como monitor empezaron con mis prácticas del curso de monitor de ocio y tiempo libre. Hubo un problema con el campamento donde las iba a hacer junto con mi novia y de rebote y un poco por los pelos acabamos haciéndolas en un campamento para personas con discapacidad intelectual en el año 2006 si no recuerdo mal.

Mi primera impresión en la reunión de monitores en las que nos entregaron la documentación con las características de los grupos que íbamos a tener asignados cada uno, fue de bastante desconfianza. Luego lo he entendido y lo explicaré en futuros posts, pero lo que pensé fue, y perdón por los tacos:

-QUE COÑO HACE ESTA GENTE DEJANDOME AL CARGO DE 4 PERSONAS CON DISCAPACIDAD SI NO TENGO NINGUNA EXPERIENCIA!?!?!?!

Resumiendo y sin adelantar acontecimientos, la respuesta es simple: no hay más remedio.

Una vez en casa y más tranquilo tras la reunión me puse a analizar el grupo del cual me tocaba hacerme cargo. Eran 4 señores y digo señores porque el más joven tenía 45 años. Dos de ellos tenían síndrome de Down, otro con principios de demencia senil y el último con una discapacidad intelectual leve. En principio a dos de ellos tenía que ayudarles a ducharse y a uno a cortar las cosas de la comida y en principio poco más. Poco tiempo después aprendí lo que son las carencias de información, pero eso también lo hablaremos más adelante.

Tras unos pocos días muchos nervios y preparativos, llegó el día que empezaba el campamento. Era muy tempranito y la salida fue un poco estresante, un montón de "chavales" con discapacidad intelectual, padres y otros familiares y cuidadores de residencias, que en cuanto se enteraban de que eras tú el responsable de su familiar/tutelado venían a contarte un montón de cosas, darte documentación y medicación de los chicos en cuestión. Se daba la curiosa situación de que yo aún no conocía en persona a ninguno de ellos.

Pasado el trámite me subí al autobús junto con el resto de monitores y con los acampados. Una vez arriba me presentaron a todos los de mi grupo y empecé a conocer a otros monitores y a sus chavales.

La que sería mi primera aventurilla se produjo en la primera parada que hicimos en aquel viaje. Uno de mis chicos me pidió que le llevara al baño, una vez allí me encontré una sorpresita, el chico en cuestión llevaba un pañal, cosa de la cual yo no había sido informado. Bueno hasta ahí bien, le quité el pañal como pude (como un calzoncillo para volver a ponerselo luego porque no me habían dado ninguno limpio y además no hubiera sabido ponerlo). Seguíamos sin problemas, él se metió en el cuarto de baño, se sentó y yo me esperé fuera. La sorpresa vino cuando me llamó y me pidió básicamente que le limpiase el culo.

Bien, puede parecer que no es para tanto, y un par de días después ya me había acostumbrado a esta y otras cosas, pero fue algo que me pilló totalemente de sorpresa, me había estudiado las fichas y en ninguna ponía que necesitasen ayuda con eso ninguno y siendo sincero, limpiar el primer culo ajeno siempre causa impacto y por qué no decirlo un poco de mal cuerpo. Hice lo que pude y creo que no lo hice mal del todo, pero con el forcejeo medio destrocé el pañal (que no me pregunten como porque no lo sé).

Me giré y debía tener una cara mezcla de asquete, desconcierto y mal rollo (esto último porque el hecho de que me estuviese dando asco, me hacía sentir mal conmigo mismo) porque un monitor veterano que además trabajaba de cuidador en una de las residencias acudió al rescate, para mi fue como a cámara rápida, sacó una toallita húmeda y un pañal de no se donde y cuando me quise dar cuenta el chaval estaba otra vez vestido y yo llevándole de la mano de vuelta al autobús.

Esta "aventurilla" es importante no por lo extraño o gracioso, sino porque para mi fue la primera y tiempo después cuando empecé a coordinar y a hablar con monitores novatos, como lo era yo en ese momento, me ha servido para que entendiesen que todos partimos alguna vez de cero en todo lo que hacemos y que el que nos está enseñando en ese momento, también partió alguna vez de cero. Recordarla tan a menudo para explicársela a la gente creo que me hace bien, porque mantiene fresca en mi mente la sensación de que siempre se puede aprender y mejorar.

De momento y para que esto no se haga infumable, si es que no lo es ya, os dejo. En este campamento ocurrieron muchas más cosas y os las iré contando poco a poco. En el próximo capítulo hablaremos de chicos que no pueden controlar el mal genio...

miércoles, 18 de julio de 2012

Starting Up!



Dentro de poco se me acaba el contrato que tengo en la empresa donde actualmente trabajo. Y voy a aprovechar la oportunidad que me brinda la señora Crisis, una señora un pelín antipática si me lo permitís, para empezar nuevos proyectos.

Uno de esos proyectos va a ser este blog. La idea me la ha dado un buen amigo, le he contado muchas historias de mi vida como monitor voluntario y coordinador con una Fundación para personas con discapacidad intelectual con la que llevo colaborando desde hace 6 años. Según él estas historias, algunas divertidas y otras no tanto, merecen ser dejadas por escrito y he decidido hacerle caso que es un tipo sabio.

Este blog va a ser una recopilación de historias que me he vivido como monitor y coordinador en campamentos con personas con discapacidad. También he trabajado como monitor medioambiental y coordinando viajes educativos y de aventura a sitios como Noruega e Islandia y como en estos también hay anécdotas curiosas también las contaré.