miércoles, 16 de octubre de 2013

Casa Guatemala



Hace mes y medio que volví de Guatemala, estuve allí tres meses, 90 días exactamente colaborando con la ONG Casa Guatemala en Río Dulce, voy a empezar a compartir mi experiencia, ya que supongo que puede ser interesante para gente que quiera irse para allá y bueno, porque si uno tiene un blog es para compartir algo.

Lo primero sería explicar qué es lo que le mueve a uno a hacer algo como esto. En mi caso,  el voluntariado internacional es algo que siempre me había interesado hacer, pero por unas cosas u otras nunca me había terminado de animar. 

Uno de los motivos que me provocaban rechazo a la hora de hacer un voluntariado de este tipo es que, normalmente, te lo tienes que pagar absolutamente todo, viajes, vacunas, seguros, incluso costear parte de tu estancia en el país. Esto es un poco contrario a la idea que tengo de como debe ser un voluntariado, pero, al final, si empiezas a conocer las condiciones en las que trabajan la mayoría de las ONGs pequeñas se entiende que no se puedan gastar dinero en los voluntarios. Algunos motivos: el primero y más importante es la falta de medios que tienen estas organizaciones de antemano, cuentan con poco o ningún apoyo a nivel económico de los estados y subsisten a base de donaciones privadas, lo cual limita en gran medida sus recursos, otro motivo no menos importantes, es que es difícil conocer a los voluntarios de antemano y nunca sabes si te pueden salir rana e irse a la primera de cambio, por lo que gastarte dinero en llevarlos desde Europa hasta Guatemala no es una opción.

Otro motivo que me animaba a irme, es que las circunstancias generales y también algunas personales, durante la primera parte del año en España, al menos hasta mayo, me impulsaban a tomarme un respiro del ambiente que respiraba por aquí. Aún así, me tomé varios meses para pensar detenidamente lo que quería hacer y los motivos. Y finalmente me decidí a irme, la verdad es que el plan de irse a cuidar niños en un orfanato en mitad de la selva tenía bastante atractivo, soy biólogo y dicho finamente la selva "me pone" y trabajar con niños es una cosa que siempre me motiva para sacar lo mejor.

Miré en varios sitios y me decidí por Casa Guatemala porque una buena amiga, Paloma cuya cafetería en Lavapiés os animo a visitar, me habló de esta ONG, ella había estado allí durante dos años y a pesar de que me avisó de la dureza de las condiciones de vida que podía encontrarme, cuando habla de Guatemala lo único que te llega es cariño y nostalgia, ahora, después de haber estado allí lo entiendo.

En las entradas que voy a ir escribiendo sobre mi experiencia allí, voy a contar tanto lo bueno como lo malo, quiero que me sirva para acordarme de todo y también espero que pueda servir como crítica constructiva para mejorar, yo a partir de ahora siempre estaré dispuesto a ayudar a Casa Guatemala ya que con sus cosas buenas y con sus cosas malas, con ellos he vivido una de las experiencias más increíbles de mi vida.

Por eso de antemano, ¡GRACIAS!

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